Pobreza en Bogotá: Por qué creció la pobreza multidimensional en Bogotá

Autor:

Roberto Angulo

Socio Fundador Inclusión SAS

Columnas recientes

Cifras de pobreza en Bogotá son peores de lo que se creía.
El índice de pobreza multidimensional fue el más alto respecto a las otras regiones.


Los nuevos indicadores de pobreza revelados por el Dane dejan un sombrío panorama para Bogotá, y no solo ponen a la administración de Claudia López a revaluar las bases sobre las cuales se proyectaron muchas de las políticas sociales y metas del plan de desarrollo 2020-2024, sino que le plantean un desafío mayúsculo.

Según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida, realizada entre septiembre y noviembre del año pasado y que tuvo en cuenta el Censo de población 2018, el índice de pobreza multidimensional (IPM) de la ciudad pasó de 4,1 a 7,1 %, es decir, tiene 233.000 pobres adicionales.

Roberto Angulo, coautor de este modelo de medición de pobreza y fundador de la firma Inclusión, habla de las nuevas cifras, del impacto que además tendrá la pandemia y de los retos que se vienen para la ciudad.

¿Cómo queda Bogotá frente al IPM nacional?

Bogotá fue la que más empeoró, pero es el porcentaje de pobres más bajo de todas las regiones. Tiene el 6,2 por ciento del total nacional. Sin embargo, constituye un crecimiento importante al haber pasado entre 2018 y 2019 de 304.000 a 537.000, lo que equivale a una ciudad similar a Villavicencio. El IPM en la capital del país sube de 4,1 a 7,1 %

¿Qué variables se afectan?

La población vulnerable (la cercana al umbral de pobreza) se enfermó y no accedió a los canales formales de atención en salud, es decir, acudió a la automedicación, a la droguería del barrio o al curandero o al remedio casero o a ninguno, esto es reforzado por una mayor concentración de migrantes por hogar. Digo reforzado porque no es la causa principal. Lo mismo pasó con el logro educativo.

¿Qué pasó con el acceso a los servicios de salud?

Bogotá tuvo un incremento notorio, atípico, de población que se enfermó entre septiembre y noviembre. Entonces, hubo un pico epidemiológico por problemas respiratorios que incrementó la demanda y género presión sobre el sistema de salud, que no respondió, de tal forma que la gente se fue por los canales informales. El índice nos está mostrando que si bien Bogotá aumentó en aseguramiento, personas aseguradas pero vulnerables no están accediendo al sistema de salud cuando se enferman.

Tuvo que ver la inversión…

El tema es de anticipar estrategias, ¿cómo hace usted para que la gente no vaya a automedicarse o no vaya al yerbatero o al sobandero?, con estrategias de salud pública activas, es decir, el sistema de salud, Distrito, EPS y demás actores deben detonar acciones preventivas y afirmativas en época de picos epidemiológicos.

Sorprende también el logro educativo, ¿por qué?

Esta variable, que mide el promedio educativo del hogar, es muy difícil de modificar de un año a otro, a menos que se vaya un miembro que eleve el promedio o que ingrese uno que lo baje. Si hay mayor concentración de migrantes o nuevos miembros de otras regiones, probablemente cambia el promedio.

¿Afectó la migración?

No está bien echarle la culpa de la pobreza al migrante, aunque es un fenómeno que se debe tener en cuenta. Hay una presión sobre los servicios sociales y estos no están respondiendo a la velocidad que uno esperaría, tanto en el tema educativo como en salud.

¿Este índice es comparable o no con los anteriores?

Son comparables. Toca es empalmar la serie hacia atrás, con base en las retroproyecciones del Censo 2018, por eso la provisionalidad de los datos.

Esto ocurre antes de la pandemia del covid-19 y nos va a afectar aún más…

El dato del IPM es la foto del día antes de la caída del meteorito, y la foto hoy es totalmente distinta. La zona rural y las regiones Pacífica y Caribe recibieron el meteorito mejorando un poco sus indicadores, pero a Bogotá la cogió cuesta arriba, empeorando. Es preocupante porque las metas en el plan de desarrollo se fijaron suponiendo que el índice de pobreza multidimensional estaba en 4,1 puntos porcentuales, pero no, estaba en 7. Mi pregunta es ¿si estamos empeorando 3 puntos, más el meteorito, vamos a poder dejar la pobreza al menos igual o este periodo va a ser una involución completa?, ¿qué va a hacer el Distrito para redoblar el esfuerzo, dado que su línea base empeoró?

¿Se pueden hacer proyecciones con los nuevos datos?

No es fácil, pero se pueden proyectar escenarios de coronavirus. De las 15 variables del IPM he identificado siete que pueden empeorar por el confinamiento y el contexto de la emergencia. Una es la asistencia escolar, los colegios se van a educación a distancia y si usted no tiene medios tecnológicos, conectividad o cómo pagarlos, puede derivar en inasistencia; se ha afectado el tejido empresarial y hay gente que podría quedar en desempleo de larga duración o en informalidad; el ICBF está cerrado y los pobres y vulnerables no tienen cómo pagar un jardín privado, o sea que se genera una barrera de cuidado de la primera infancia; si los niños se salen del colegio o si estos no abren, se puede disparar el trabajo infantil; la caída de los ingresos podría derivar en el no pago de los servicios públicos o el arriendo, aunque ahí el Ministerio de Vivienda y el Distrito han tomado cartas; y las barreras de acceso a los servicios de salud, que, con la presión por la atención del covid-19, se pueden exacerbar respecto a la atención de otras enfermedades.

¿Qué pasa en lo monetario?

Así como la pobreza multidimensional depende de una gran articulación de la política pública, la pobreza monetaria depende del tejido productivo y de la capacidad económica de la ciudad. Las expectativas de la pobreza monetaria son preocupantes. Las simulaciones de Jairo Núñez, de Fedesarrollo, indican que por la pandemia la pobreza nacional se regresa a valores de 2011, es decir, un aumento de 6,5 puntos.

Es un panorama difícil…

El panorama es muy complicado, soy realista en las cifras, pero podemos plantearnos desafíos de política pública. Lo de las transferencias monetarias es muy importante, mitigan más o menos el 40 % del choque en ingresos, según Jairo Núñez, pero la estrategia integral para las otras dimensiones es muy relevante en este segundo semestre. Reducir el índice de pobreza multidimensional es complicado porque está asociado a temas de servicios sociales, públicos. No es con un giro que usted lo mitiga, sino con mucha coordinación y política pública.

¿Las transferencias monetarias reducen el impacto?

Bogotá creó un sistema que fue capaz de concurrir fuentes de la Nación y del Distrito para proteger a la población pobre y vulnerable. Al inicio de la pandemia, aproximadamente, 55.000 hogares recibían transferencias monetarias y hoy son 558.000, o sea, se multiplicó por diez. Eso mitigó el golpe del meteorito. Según los cálculos de Fedesarrollo, las transferencias monetarias pueden mitigar hasta el 40 %, pero nunca van a reemplazar la actividad productiva.

Si Bogotá tiene mejores índices de pobreza que el país, ¿cuál es el principal problema?

Lo que he analizado es que la pobreza ha tendido a dispersarse y segregarse en distintos puntos de la ciudad. Ya no es como antes, cuando toda la pobreza estaba asociada exclusivamente con las localidades del sur. Entonces, hay que tener instrumentos de focalización y estrategias integrales muy finas. La pobreza monetaria, que se ubica en el 12 %, se va a acentuar por la pandemia, por lo menos en una tercera parte de lo que tenemos hoy. En todo caso, al ser Bogotá una gran ciudad, una capital, el centro de aglomeración económica y de oportunidades en Colombia, tiene que ponerse una vara muy alta, en términos de recuperación de sus condiciones de vida y del tejido empresarial.

“Se evidenció un aumento en muertes asociadas a enfermedades respiratorias”

La secretaria de Planeación de Bogotá, Adriana Córdoba, hace un análisis sobre lo que revelan los resultados del índice de pobreza multidimensional (IPM) de 2019:

“Las cifras de pobreza multidimensional para Bogotá en 2019, efectivamente muestran un cambio sustancial en la trayectoria de reducción que se venía presentando.

Lo primero que debe tenerse presente es que se trata de cifras preliminares y los datos finales se conocerán cuando el Dane publique en septiembre la serie completa del IPM, ajustada a las nuevas proyecciones de población.

Sin embargo, los resultados publicados brindan información importante sobre aquellas dimensiones de la pobreza multidimensional que requieren la atención de la Administración distrital.

En particular, es importante el aumento en el porcentaje de hogares con barreras de acceso a los servicios de salud y es necesario entender qué ha llevado a más personas a no acudir a profesionales de la salud al tener algún problema médico o enfermedad. El aumento se observa también en el porcentaje de hogares con bajo logro educativo.

Es muy relevante en la disparada del IPM el aumento en un 28,3 % de las muertes asociadas a enfermedades crónicas de las vías respiratorias inferiores entre septiembre y noviembre de 2019.

En la encuesta de calidad de vida aumentó la gente que se enfermó y en vez de usar los canales formales del sistema de salud, usaron los canales informales (curandero, yerbatero, autorreceta, farmacia sin fórmula). El IPM penaliza el uso de estos canales informales.

Si bien en el tema de salud media una decisión de la gente por ir, refleja una falla de acceso al sistema de salud, porque el sistema debe tomar acciones preventivas, anticipar, canalizar y garantizar el acceso de estas demandas por los canales formales.

Desde ese punto de vista, lo que nos está diciendo el IPM es que el sistema de salud no logró canalizar o anticipar ese pico epidemiológico y, por consiguiente, la gente se fue por canales informales. El problema puntual puede estar explicado desde el sistema de salud, en materia de barreras de acceso.​

Sin embargo, aun así Bogotá está en los niveles más bajos del índice de pobreza multidimensional de todo el país. Entonces, si bien las cifras generan unas alarmas, Bogotá es la región que garantiza un mayor acceso a servicios sociales.

De otra parte, el Dane sugiere en la presentación de los resultados que este comportamiento se relaciona con la población migrante en la ciudad. En relación con el acceso a salud, al ser en su mayoría irregular, esta población tiene restricciones para acceder a estos servicios.

En el caso del bajo logro educativo, que se mide para personas mayores de 15 años, podría estar relacionado también con la población migrante que ha llegado a la ciudad sin lograr desarrollar su ciclo educativo en su país”.

GUILLERMO REINOSO RODRÍGUEZ
EDITOR DE BOGOTÁ
​@guirei24​

Publicado en El tiempo.

Imagen de portada: Milton Díaz. EL TIEMPO

Compartir