Como el borracho de Voltaire

Autor:

Roberto Angulo

Socio Fundador Inclusión SAS

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Buscamos la igualdad, pero sin tener claro cuál es ni cómo llegar a ella.

Dijo Voltaire, con la eficacia de estilo que fue su marca: “Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan la casa, sabiendo confusamente que tienen una”. Cuando leí esa frase, enseguida pensé que se podía adaptar para referirse a un tema de estos tiempos de malestar social en medio de elecciones presidenciales: la promesa de la igualdad. La frase quedaría entonces así: “Buscamos la igualdad, pero sin saber cuál, cómo los borrachos buscan casa, sabiendo confusamente que tienen una”.

Si algo tenemos claro en Colombia en este momento es que la tolerancia por la desigualdad se nos está agotando: el estallido social que arrancó en 2019 y las secuelas de la crisis social de una pandemia que golpeó más a los más pobres, son elementos que refuerzan una inconformidad masiva con el statu quo.

Pero si bien el sentimiento de intolerancia por la desigualdad es evidente en la campaña electoral, no lo es tanto la definición de igualdad que prometen los candidatos, ni mucho menos los caminos para movernos hacia ella. Con respecto a la definición de desigualdad, no basta con decir que queremos más igualdad sin respondernos la pregunta sobre igualdad de qué: ¿igualdad de riqueza? ¿Igualdad de ingreso? ¿Igualdad de oportunidades? ¿Igualdad de derechos? La respuesta a esta cuestión -que economistas como Amartya Sen le han dedicado buena parte de su obra- es tan importante, que diferentes alternativas a menudo llevan a proyectos políticos ferozmente opuestos. Un proyecto político serio que busque la igualdad, debería tener el coraje de defender el ámbito de la igualdad que persigue, de lo contrario le estaría vendiendo al país un tiquete de viaje sin destino.

Pero si no hay claridad en el tipo de igualdad que persiguen los políticos de la derecha, el centro o la izquierda, la hay menos en la definición de los caminos para alcanzarla. Y aquí vuelvo a Amartya Sen, cuando dice que “lo que nos mueve, con razón suficiente, no es la percepción de que el mundo no es justo del todo, lo cual pocos esperamos, sino que hay injusticias claramente remediables en nuestro entorno que quisiéramos suprimir”. Es decir, de nada sirve elegir el ámbito de la igualdad y gritarlo a los cuatro vientos si no tenemos el pragmatismo suficiente para movernos por la senda de la solución de las injusticias remediables.

Mientras que a la derecha y al centro les falta el coraje para defender una noción de igualdad y conectarla con las expectativas de cambio de los más vulnerables, a la izquierda le falta el pragmatismo para plantear rutas razonables hacia una justicia posible. El panorama no es bueno, y me declaro escéptico frente a lo que pueda pasar en los próximos años, pues no encuentro al tiempo coraje y pragmatismo en un solo candidato.

Como el borracho de Voltaire, buscamos la igualdad, pero sin tener claro cuál es ni cómo llegar a ella.

ROBERTO ANGULO
Socio Fundador de Inclusión SAS
rangulo@inclusionsas.com

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