Cuatro de cada diez empleados formales es pobre o vulnerable

Autor:

Roberto Angulo

Socio Fundador Inclusión SAS

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Por Laura Becerra

El choque de la pandemia del coronavirus sobre la economía ha hecho eco en las condiciones de vida de las personas, y si bien los informales y quienes han perdido sus empleos han llevado la peor parte, Roberto Angulo, socio fundador de la firma Inclusión SAS, llama la atención sobre cómo dentro del mercado laboral formal se presentan índices de pobreza o vulnerabilidad.

¿Qué tan difícil es recuperar los niveles de pobreza precovid?

Cualquier cambio en las cifras de pobreza es una combinación de cambios en el crecimiento, la distribución y la inflación. La recuperación de la pobreza va a ser rápida o no dependiendo de cómo se dé el crecimiento, cómo mejora la distribución del ingreso y cómo la inflación golpea o no la canasta de los pobres.

Estamos viendo una recuperación en términos de crecimiento, 17,6% en el último trimestre, pero no quiere decir que en un espejo va a estar la pobreza reduciéndose. El nexo con el mercado laboral está muy débil, eso es lo que amarra el crecimiento a la reducción de la pobreza, y todavía tenemos unas tasas de desempleo altas, hay 2 millones de ocupados menos que en el periodo prepandemia.

¿Qué pasa con ese nexo?

Hay distintos factores asociados, las mismas inflexibilidades del mercado laboral, pero también se destruyó tejido empresarial, empresas que se quebraron y se perdieron puestos de trabajo; otra hipótesis es que algunas empresas pueden estar aprendiendo a producir con menos personas. Es una mezcla, no solo el nexo del mercado laboral es frágil, sino que sigue lesionado con las desigualdades que se introdujeron en la pandemia, en términos de género o por grupo etario, por ejemplo.

Tenemos una huella social de la crisis que no se ha recuperado, y necesitamos entender cómo esta locomotora de crecimiento que ya arrancó se puede conectar con los vagones de pobreza, vulnerabilidad y clase media.

¿Cuál sería el rol de las empresas dentro de la reactivación?

En Colombia cambió la radiografía social. La pobreza pasó de 35,7% a 42,5% de la población, la vulnerabildad se redujo, pero porque es esa zona donde la gente está por caer en la pobreza, y la clase media pasó de 30% a 25%. Ese cambio en el mapa social también se ve en las empresas, que son las que están tejiendo el crecimiento económico, que es la base de la recuperación. De hecho, cuatro de cada 10 empleados formales, aquellos que se quedaron en las empresas, que son asalariados, son pobres o vulnerables.

Las empresas tienen varios roles, el principal es producir, jalonar el crecimiento, la creación de ideas de negocio y estrategias de bienestar, donde se puedan juntar objetivos de productividad, crecimiento y equidad al interior de la empresa. La equidad no es solo un problema que resuelve el sector público, también puede estar al interior de la empresa.

¿Qué lleva a esa condición a 40 % de los trabajadores?

Es algo grave lo que está pasando con los informales y quienes no tienen trabajo, eso es cierto, pero llama la atención quienes están en las empresas y tienen un puesto de trabajo. La reducción de la pobreza y la equidad también debe ser una preocupación de las empresas en su ejercicio productivo. Es un tema que pasa por el nivel de los salarios, que son bajos porque Colombia tiene baja productividad, y por otro lado, por la fragilidad en esa clase media que teníamos antes de la pandemia y que se vio afectada en el último año.

¿Cómo está nuestra red de protección social?

Eso es clave, tenemos que hacer un nuevo sistema de protección social, que tiene por objeto enfrentar los riesgos de los hogares colombianos y ese mapa de riesgos cambió con la pandemia. El sistema tiene que empezar a enfrentar mayores riesgos de pobreza, contar con mecanismos para la población vulnerable que empieza a recuperarse, pero sobre todo tiene, además de buscar sostenibilidad financiera, y en eso juega un papel crucial la reforma tributaria, tiene que introducir otros elementos como la brecha con los jóvenes y la brecha de género, debe haber programas puntuales.

¿Qué tan efectivos son los subsidios para impulsar la creación de empleo juvenil?

Es muy temprano para saber si son efectivos o no, está bien identificado el problema pero el tamaño es insuficiente. Hay que apuntarle a la inactividad juvenil, pero para que esto sea sostenible a largo plazo es fundamental la formación para el trabajo de los jóvenes. Hay que juntar programas de reducción de pobreza con programas de inclusión productiva.

¿No son suficientes los programas de transferencias?

Lo que se creó en la emergencia fue el componente de transferencia no condicionado, con Ingreso Solidario. Colombia ya tenía el componente condicionado con Jóvenes en Acción y Familias en Acción, y las evaluaciones han mostrado resultados muy positivos. El país debe apuntar a una trasferencia de ingreso mínimo garantizado, pero debe ser una plataforma que conserve los programas que sí funcionan, que sea focalizada en pobres y vulnerables, sin pretensiones de universalización, y el monto puede variar conforme la intensidad de la pobreza del hogar y al costo de vida de la ciudad.

¿Cree que las metas de reducción de pobreza de la tributaria sí se pueden cumplir?

Son muy ambiciosas. Con la anterior propuesta de reforma, que tenía unas transferencias monetarias mucho más robustas, un ejercicio redistributivo y aportaba un mayor recaudo, podíamos volver al dato prepandemia de pobreza en más o menos dos o tres años. Ahora esta viene con menos recursos, con un Ingreso Solidario más pequeño, y no sé cuáles son los supuestos de redistribución para pensar que en dos años vamos a estar al mismo nivel.

Imagen de portada: Random Institute on Unsplash

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