La productividad es política social

Autor:

Roberto Angulo

Socio Fundador Inclusión SAS

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Uno de los instrumentos de medición del cambio social más fascinantes que conozco fue aportado por los profesores Shorrocks y Kolenikov a comienzos de este siglo, se trata de una metodología que logró descomponer cualquier cambio de la pobreza en una simple suma de tres fuerzas: crecimiento económico, cambio en la desigualdad e inflación.

Aplicando esta descomposición a Colombia en la década antes de la covid-19, se observa que el crecimiento sacó de la pobreza a cerca 1,2 millones de personas por año, las mejoras en desigualdad a 350 mil y la inflación, contrario a las dos fuerzas anteriores, empujó cada año a 800 mil personas debajo de la línea. Es decir, la fuerza predominante en la reducción de la pobreza en Colombia fue el crecimiento, cuyo efecto triplica el de la modesta mejora en la desigualdad.

La crisis de la covid-19, además de golpear el ingreso de los hogares, introdujo desigualdad, es decir, el país hoy necesita un impulso redistributivo fuerte o más puntos de crecimiento por cada punto de pobreza por recuperar.

La restricción fiscal y la fragilidad de nuestros canales redistributivos, incluso si llega a pasar el proyecto de reforma tributaria, limitan la posibilidad de que el país obtenga un cambio importante en la desigualdad a través de transferencias monetarias.

En cuanto a crecimiento, la recuperación del PIB del último trimestre (17,6%) dejó al descubierto que el nexo entre el crecimiento y el mercado laboral es débil; el desempleo sigue siendo alto (14,4%) y la ocupación aún está lejos de alcanzar los niveles prepandemia.

Una agenda de productividad orientada a la inclusión laboral podría aportar, desde el ámbito del tejido productivo, nuevas combinaciones de crecimiento y equidad que pueden ser más efectivas para acelerar la reducción de la pobreza.

La productividad, definida como la eficiencia de las firmas para transformar trabajo, capital e insumos en producción, puede acelerarse con fuentes que operan en entre firmas y al interior de la firma.

En cuanto al ámbito entre firmas, una política masiva de educación y formación para el trabajo de los jóvenes en las grandes ciudades, enfocada en habilidades cognitivas y no cognitivas requeridas por el futuro del trabajo, puede mejorar el desajuste de habilidades del mercado laboral y estimular una mejor asignación de capital humano entre empresas y sectores.

Al interior de la firma, estrategias de gerencia basadas en diversidad, equidad e inclusión (DEI) de los empleados en los procesos de reclutamiento y en los esquemas de incentivos para el ascenso pueden estimular el desempeño de la empresa al tiempo que convertirla en un vehículo cambio social. No solo necesitamos más crecimiento sino cambiarle el ADN a la forma de producir y de hacer negocios al interior de la firma.

Nuevas combinaciones de crecimiento y equidad son posibles: la productividad puede ser política social. Krugman lo dijo: “la productividad no es todo, pero en el largo plazo es casi todo”.

Roberto Angulo
Socio fundador de Inclusión SAS
rangulo@inclusionsas.com

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Imagen de portada: Random Institute on Unsplash

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