El club de las oportunidades

Autor:

Roberto Angulo

Socio Fundador Inclusión SAS

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Los indicadores de bienestar son útiles para el cambio social si logran ser vehículo de un mensaje y orientar un plan de acción.

Imagínese un club para mayores de 18 años en el que el único requisito de entrada es que todos sus miembros estén incluidos productivamente, es decir, que cuenten con un ingreso percápita por encima de la línea de pobreza; accedan a educación media, técnica o superior, formación para el trabajo (si la requieren), protección social y, los que ya terminaron sus estudios, ocupen un puesto de trabajo de calidad que les garantice un ingreso digno.

Ahora bien, si todas las personas mayores de 18 años que viven en Colombia aspiran a ser miembros de ese club, que para efectos de esta columna le propongo que llamemos el ‘club de las oportunidades’, el balance de la situación sería el siguiente: de los 37 millones de mayores de 18 años que hay en Colombia según el Dane, tan solo 11 millones podrían entrar al club y una fila de 26 millones, equivalente a 10 veces Medellín, se quedaría por fuera. O dicho de una forma: 7 de cada 10 personas no podrían atravesar la puerta de entrada del ‘club de las oportunidades’.

Las cuentas corresponden a los resultados para el año 2021 del Índice Multidimensional de Inclusión Productiva (IMIP) que diseñamos entre el Sistema de Naciones de Unidas de Colombia y el equipo de Inclusión SAS. El IMIP consta de 3 dimensiones (que se abren en 6 subindicadores): 1) pobreza monetaria, 2) inclusión laboral y protección social y 3) educación y capital humano, y encuentra que la dimensión que más explica la exclusión productiva en Colombia es la de inclusión laboral y protección social.

Al utilizar los seis subindicadores del IMIP para hacer una radiografía de la fila de los excluidos, observamos que el 48% es pobre por ingresos; el 56% no está ocupado, o no está estudiando (en caso de ser joven) o no cuenta con un trabajo de calidad; el 89% es informal, el 56% no cuenta con educación media, el 87% no alcanza educación técnica o superior y el 59% reporta que necesita cursos de formación para el trabajo y no puede acceder a ellos.

EL IMIP nos permite ver que para las mujeres es más difícil entrar al club, mientras que la exclusión en hombres es del 67%, en las mujeres es del 74%, lo anterior a pesar de que de las mujeres tienen más capital humano que los hombres.

Los indicadores de bienestar son útiles para el cambio social si logran ser vehículo de un mensaje y orientar un plan de acción. Lo que nos dice el IMIP es que la inclusión productiva exige remover las barreras de entrada al ‘club de las oportunidades’ con la concurrencia armónica de los programas de salida de la pobreza, del sistema de protección social, de la educación y del mercado laboral.

Es decir, que necesita a hogares, sector público y empresas jalando para el mismo lado, sin estorbarse y sin protagonismos.

ROBERTO ANGULO
​Socio fundador de Inclusión SAS.
Rangulo@inclusionsas.com

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