‘Hacer del enemigo un amigo’

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Las cifras de crecimiento deberían ser un campanazo de alerta para un gobierno que tiene por bandera liderar el cambio social.

En lo que tiene que ver con la economía, la semana pasada los medios reportaron dos noticias relevantes. La primera fue la publicación por parte del Dane de las cifras de crecimiento del PIB durante el segundo trimestre de 2023.

El resultado mostró un crecimiento semestral de 1,7 %, que confirma la desaceleración al pasar de 3 % en el primer trimestre a 0,3 % en el segundo y que, según Fedesarrollo, nos genera una expectativa del orden de 1,5 % para 2023.

La segunda noticia fue el desplante del Presidente a 1.500 representantes del sector privado que lo esperaban, como es tradición, en el Congreso Empresarial de la Andi. Es decir, después de que el Dane mostrara que la inversión tuvo su caída más drástica en 16 años sin contar la pandemia, el presidente Petro decidió que no era relevante conversar con el sector empresarial.

Las cifras de crecimiento deberían ser un campanazo de alerta para un gobierno que tiene por bandera liderar el cambio social. Según cálculos que hicimos en Inclusión SAS, en Colombia el efecto crecimiento en promedio aporta tres cuartas partes del cambio en pobreza, el efecto restante corre por cuenta de la redistribución del ingreso, de la que no se esperan grandes cambios en este año después de que el gobierno debilitara el sistema de transferencias monetarias.

Ambas fuerzas, la del crecimiento desacelerado y la redistribución que está en veremos, tienen el reto de contraponerse a la inflación, que a pesar de haber cedido, sigue siendo alta y es una fuerza aumentadora de pobreza en la medida que eleva el valor de la canasta de consumo de los pobres. Con un crecimiento de 1,5%, un sistema de transferencias debilitado y una inflación en el rango de 9% a 10%, es improbable que Colombia registre una reducción de pobreza en 2023.

Sin sector privado el cambio social es improbable. La reducción de la pobreza depende del crecimiento, no hay subsidio que lo sustituya (una lancha de cuatro motores difícilmente puede llegar a buen puerto con sólo uno). La economía popular, otra insignia del gobierno, es también parte del sector privado y su fortalecimiento implica, inexorablemente, más mercado.

Algo sencillo: cimentar la confianza inversionista es dejar de ver en el sector privado al enemigo. Hayek y los demás economistas austríacos acuñaron la palabra catalaxia para referirse al intercambio económico, término que también quiere decir “hacer del enemigo un amigo”. El único acuerdo nacional útil en este momento pasa porque el gobierno considere al mercado y al sector privado en los surcos de acción de su proyecto de desarrollo.

Bruce Mac Master lo dijo muy claro, y con paciencia encomiable, en el discurso de clausura del congreso de la Andi: “Queremos seguir trabajando con convicción, queremos generar empleo, queremos generar prosperidad, (…) y lo queremos hacer con el gobierno, con los trabajadores, con las instituciones, lo queremos hacer entre todos, no somos enemigos los unos de los otros”. 

ROBERTO ANGULO
​Socio fundador de Inclusión SAS
rangulo@inclusionsas.com